recuerdos

Todo lo aquí expuesto, son los recuerdos vistos con ojos de la infancia. Las imágenes son solo ilustrativas, salvo las que lleven algún tipo de especificación. Deseo que este blog, sirva para evocar también vuestros recuerdos... si así fuera, dejen su comentario y compartámoslo. Gracias.

apuntes parte 5


Y yo ahora miro la lluvia golpeando el cristal de las ventanas, mientras mecánicamente machaco, en el viejo mortero de piedra, pellejos de cáscaras de nuez y me miro los dedos manchados.

Tres tazones de aceite de oliva (equivale a 1 litro)
Tres tazones de agua de lluvia
140 gramos de soda cáustica
Dos cucharadas de extracto de nogal (el que hacía la abuela, era al vapor, que mezclaba luego con aceite caliente y dejaba estacionar)
Dos cucharadas de aceite de almendras.

Mientras revolvía el agua caliente con la soda cáustica (esto lo hacía en la galería, mientras cantaba canciones sobre una guerra, hablaban de una novia que muere de tristeza creyendo a su amado muerto en la batalla, él ruega un permiso que le niegan y cuando vuelve ella ya hace tiempo fue enterrada. Muchos años después supe, por qué la abuela canturreaba esas canciones tan tristes, cuando hacía jabón.
Durante más de una hora, daba vueltas y vueltas dentro de la olla, con una hermosa cuchara de madera de higuera, ella misma la fabricó con una rama del árbol. (Aún la guardo, como uno de los tesoros más preciados)
Las cáscaras que machaqué, estaban casi deshechas, entonces la abuela me hace una seña, sin dejar de cantar. Yo ya sabía lo que debía hacer.

Busqué las ollitas de acero, a la primera le puse agua, dentro una piedra y sobre la piedra la otra ollita. Esparcí los pellejitos de nuez dentro del agua, y salí a la galería, ya estaba encendida la cocina a leña. Otra seña de la abuela y encontré el hielo.

Seguí las indicaciones del cuaderno...

“...una vez que el agua comienza a hervir, coloco la tapa encima pero al revés, le he echado los trozos de hielo a la tapa. Espero, cuando se derriten, vacío y otra vez que le he echado más hielo, así una hora..."

Esto es un proceso muy simple. El agua donde están las cáscaras de nuez, al hervir suelta junto con el vapor sus aceites y propiedades, este vapor llega hasta la tapa, y al chocar contra su superficie helada, se condensa y cae dentro de la segunda ollita, al cabo de una o dos horas, hemos juntado una buena cantidad de lo que mi abuela llamaba extracto. Lo preparaba luego en aceite de almendras caliente y al cabo de unos días, lo envasaba.

Cuando terminé, la abuela ya estaba preparando un molde de madera, era un cajón, muy lustrado y cuyo olor tan particular no lo he encontrado en ningún otro objeto que no sea mi viejo baúl.
Con el cabello alborotado luego de quitarse el pañuelo, rápidamente colocaba trapos sobre la mesa, en el caforchi ya los aromas se habían impregnado en todos los rincones. Con cuidado, preparamos el molde, dentro también colocamos un lienzo. Trajimos la olla de barro, que contenía una pasta muy blanca y cremosa. Ya estaba con una buena traza, así que la abuela, tomó un pequeño frasquito color ámbar de una caja de latón, y lo abrió, primero lo olió largo rato... así era ella, en ese lugar trabajaba sin prisas, después de aprobar con un fruncimiento de nariz (graciosamente respingona), midió una cucharada de alpaca, luego dos, las echaba en un pequeño medidor de cristal, una especie de vasija en miniatura, luego, segura y satisfecha, cuchara de madera en mano, me miraba y solemnemente me pedía que vuelque yo, el extracto a la olla. Mientras ella mezclaba todo. Repetía la operación, esta vez, con el aceite de almendras.



Eso era todo, solo restaba echar el jabón al molde y ponerlo a resguardo las próximas cuarenta y ocho horas, tiempo en el que me invitaría, al ritual de cortarlos y trasladarlos para su curación. Eso era en el sótano, pequeño pero reluciente, de paredes encaladas, el piso y el techo eran de madera. De un lado las conservas, del otro, jabones, solo los de baño, ya que para el lavado de ropa, eran procesados con calor, por lo que solo los dejaba en la galería unos días aireándose.

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